Dignidad y derechos de aquellos que abandonan su país

En el Día Internacional del Migrante, desde el PSOE reivindicamos con firmeza la dignidad y los derechos de todas aquellas personas que abandonan su país en busca de una vida mejor. Esta búsqueda de nuevas oportunidades, impulso de supervivencia y anhelo de mejora que nos define como seres humanos, no solo ha contribuido, de forma fundamental, a escribir la historia de la humanidad; además, está llamada a estimular uno de los fenómenos de mayor impacto político, social y económico de este siglo XXI. 

Pese a los avances en muchos aspectos del desarrollo humano en las últimas décadas, la realidad es que todavía persisten gran parte de las causas que, históricamente, han promovido las migraciones, como es el caso de la pobreza extrema, la guerra o la persecución. Sumándose a ellos, han aparecido nuevos factores, como la amenaza del cambio climático, la desertificación, la sobreexplotación de los recursos, la creciente desigualdad o problemas de seguridad humana. Por otra parte, la mejora de las comunicaciones y los transportes de la mano de la globalización, así como la crisis demográfica a la que se enfrentan los países desarrollados, han incentivado también de forma notable las migraciones. 

Según datos de Naciones Unidas hemos pasado de cerca de 150 millones de personas migrantes en el año 1990 a alrededor de 250 millones en la actualidad. Asimismo, en estos momentos en España viven 4,5 de millones de inmigrantes y tenemos a más de 2 millones de españoles viviendo en el exterior. 

Estamos haciendo frente, por tanto, a una compleja revolución demográfica que debe ser gestionada con inteligencia y atendiendo, por encima de cualquier consideración, a los derechos humanos. Debemos seguir trabajando, sin descanso, por la protección de los derechos de los migrantes, pero también promover un cambio en la percepción pública sobre el fenómeno migratorio para crear sociedades interculturales y recuperar las políticas públicas centradas en la integración, características de los gobiernos socialistas. Unas políticas que habían sido marginadas por el anterior gobierno popular pero que las Comunidades Autónomas y municipios donde gobernamos habían mantenido, y que ahora reemprende el Gobierno de Pedro Sánchez. Entre ellas, la vuelta a la sanidad universal, incluyendo a los inmigrantes irregulares que habían sido injustamente discriminados por el Partido Popular. 

En un momento en el que los discursos de odio y xenofobia que se han venido produciendo en muchos países de nuestro entorno empiezan a encontrar eco en España, de manos de partidos de extrema derecha y de una derecha que comprar su discurso, el PSOE está determinado a combatir la propaganda y las noticias falsas con argumentos y datos fidedignos. La lucha contra la discriminación por motivos de raza, nacionalidad o confesión es y será una de nuestras banderas.

En el plano europeo, es fundamental que la Unión Europea vaya más allá de acuerdos dirigidos al mero control de fronteras y procesos readmisión, para articular una verdadera política migratoria común que fuerce a los Estados miembros a cumplir con sus compromisos de acogida y ponga también el foco en las políticas de integración. Tenemos que actualizar el obsoleto Sistema Europeo Común de Asilo (en concreto el reglamento de Dublín), en base a un equilibrio entre los principios de responsabilidad y solidaridad. En ese sentido, la iniciativa del Gobierno socialista de España de acoger el barco Aquarius ha servido para colocar el debate sobre la gestión de la migración en el plano que le corresponde, el plano europeo, llamando la atención sobre el incumplimiento de las responsabilidades internacionales de gobiernos como el italiano. 

Por otro lado, a nivel internacional, el fenómeno migratorio exige reforzar la cooperación entre países, no solo a través del intercambio de experiencias, sino fomentando el desarrollo de acciones colectivas de carácter bilateral y multilateral entre países emisores, receptores y de tránsito. En ese sentido, desde el PSOE hemos ido de la mano del Gobierno de España, que ha impulsado la firma este mes de diciembre del Pacto Global para las Migraciones de la ONU en Marruecos. Un pacto que aboga por gestionar el fenómeno migratorio para que éste se produzca de forma segura, ordenada y regular, y que ha sido firmado por 164 países, con ausencias que hemos denunciado, incluyendo la de algunos de nuestros socios europeos, como Austria, Polonia o Hungría. 

En cualquier caso, la lucha contra el tráfico de personas y la promoción de la inmigración desde el patrón de la legalidad son objetivos irrenunciables de nuestra política migratoria. La primera víctima de las vías clandestinas es el propio inmigrante sometido a riesgos que amenazan su propia seguridad. Favorecer la contratación en origen y la reagrupación familiar y promover políticas de integración y convivencia han de ser objetivos irrenunciables de las sociedades de acogida de un país como España. 

Por último, no podemos olvidar a los millones de compatriotas españoles que viven en el extranjero. Un colectivo que se ha ampliado y transformado considerablemente con la marcha de miles de jóvenes por causa de la crisis económica en España y que precisa de acciones urgentes como la eliminación del voto rogado o la articulación de una política integral en materia de retorno, todas ellas iniciativas impulsadas desde el PSOE. 

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